Vestida de hombre
(Y esa su mayor protesta)
reparte billetes falsos a los transeúntes,
los condena a acordes concientes y coléricos
de conciencia social.
Suena hecha mujer trompeta
pulmón y reclamo en jazz autodidacta.
La calle es testigo
de una sonrisa limpia y generosa que denuncia.
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