martes, 25 de diciembre de 2012

ESCRIBIR POR VENGANZA. (Proyecto de monólogo presentado para la Escuela de Cine de Chile, Diplomado de Actuación.)

a propósito de lo de ahora, definitivamente nunca he tenido mucha suerte con las mujeres. No es algo sólo de hoy, ha sido siempre. estoy mia'o de perro.
En mi niñez por ejemplo: Segundo básico, la susodicha de nombre Lxxxx. Le regalé un anillo de alambre de cobre con una flor de mostacilla(Todavía se pueden ver de estos anillos en algunos bazares o ferias artesanales), en una cajita de cartón rellena de algodón y forrada en papel de regalo. Obviamente esa cajita fue hecha por mi padre, que además de trabajar haciendo cajas de cartón, tenía la habilidad de hacer todo perfecto, hasta los más ínfimos detalles. Había sido profesor normalista de artes plásticas y manualidades. Fue idea suya la del supuesto "anillo de compromiso" e incluso estaba más entusiasmado que yo. LO único que conseguí fue que todo el curso formara un gran desorden al entrar a la sala después del recreo gritando a todo chancho: "son pololos, son pololos..." y un hueveo por largo tiempo sumado a la indiferencia de mi musa infantil que prefirió al más alto del curso y que además era el único que en esos años tenía un Atari.
Es que al parecer yo no llamaba la atención de nadie. Ni siquiera me hacían bulling. Siempre fui solitario e independiente. Me dedicaba a componer canciones que después se me olvidaban. Yo era el que elegían último para formar los equipos en la pichanga. Ni siquiera me elegían, era algo así como:
- "Ya, tú te queday con este"
- "Te doy a este en ventaja"
- "Nooooooooo, este weón es muy malo, quédate voh con él".
Y juro por dios que no era malo. Tampoco muy bueno que digamos. La frase "ya, voh al arco" por lo menos a veces me hacía poder jugar y me logró convencer que podía ser un buen arquero. No resultó. No me quedaba más que correr todo el recreo de arco a arco esperando que algún compañero se apiadara de mi esfuerzo y me diera un pase o por error me llegara la pelota a mí.Nadie me daba un pase y cuando lograba quitar la pelota me gritaban "tócala, tócala" o me la quitaban incluso los de mi mismo equipo. Entonces opté por comérmela y hacer goles. llegué a estar en una lista de scores en un campeonato de Baby, claro que sólo los dos primeros partidos con dos goles. Lograron finalmente convencerme de que era malo pa la pelota. Hoy ni siquiera juego.
Otra de las que recuerdo fue Cxxxxxxx, ella al menos algo me correspondió. Era una niña hermosa como de las tarjetas de village. Rubia, ojos celestes, de una familia ricachona de La Dehesa. Se había quedado sin colegio y por emergencia llegó a estudiar a la picantería donde todos éramos morenos, mechas de clavo y de zapatos rotos. Resaltaba a lo lejos entre las cabezas negras y olía a colonia Baby Lee de Simmon's. También me declaré en un recreo con una gran cantidad de personajes que descubrieron ese momento íntimo. Y aunque la respuesta fue un "Tengo que pensarlo" luego por medio de una carta me dijo que sí.
Nuestro pololeo consistía en hablar de nuestras tareas, ella era menor que yo, yo iba en sexto y ella en cuarto básico. A lo más nos tomábamos de la mano, compartíamos golosinas y comentábamos los capítulos de Candy y Capitán Futuro.
La realidad me golpeó cuando fui a su casa a dejarle un pequeño obsequio de navidad.Camino la Villa # 902, La Dehesa. Me fui caminando desde mi casa, no llegué ni a la mitad del viaje y me perdí. Me devolví triste.Pero mi padre no me podía ver triste, con amor y paciencia veía como su hijo empezaba a enamorarse y descubrir la vida y sus tristes realidades, así que me dijo vamos en el auto. Buscamos la dirección en su "Consulte Calles" que siempre tenía en la guantera y me acompañó en busca de la casa. Cuando llegamos me di cuenta que la suya  era cuatro veces la mía, y que las personas, a parte de clasificarse en hombres y mujeres también se dividían en clases sociales. Luego llegarían a mi casa una gran cantidad de tarjetas de Village con el siguiente mensaje: " Willy, te quiero mucho, pero creo que no estoy en edad de pololear. Eres un gran amigo y te recuerdo siempre, Cxxxxxxx."
Ya más grande, en la media la Pxxxx, religiosa y angelical. Usaba lentes, un peinado sobrio y el júmper bajo la rodilla. Sus padres eran monitores de Catequesis. Me gustaba harto, era todo lo contrario a lo que era yo, y quizás influyó que el profe de historia nos sentara juntos. Pero era imposible que esa niña tan recatada y creyente se fijara en un pendejo espinilludo con una voz en proceso, mecha de clavo y que además escuchara Thrash Metal, "ese rock satánico como le decía su madre".
No se me ocurrió nada mejor que escribirle cartas anónimas. Inspirado en una teleserie de aquella época, solicité ayuda a quien fuera en ese entonces mi mejor amigo: "El Manzana".Le pusimos así por la mansa nariz que se gastaba. Estaba en el electivo de mecanografía y además contaba con máquina de escribir automática, lo que era un lujo en aquella época.
Planeamos el asunto,redactamos la carta, averiguamos donde vivía y la fuimos a dejar de noche. Todavía recuerdo lo nervioso que estaba, cagado de miedo. Pero la hice igual. Le dije al manzana: "Ya weón, espérame aquí.Yo la tiro y salimos corriendo".
Cuando empecé a correr, el manzana ya me llevaba como siete cuadras de ventaja. al otro día en la mañana nos dimos cuenta de que se nos había olvidado un pequeño detalle: Que en esa casa vivía más gente, entre ellos su papá, que al parecer le encantaba leer la correspondencia ajena.
Tuvimos que cambiar la estrategia: La mochila, con la complicidad de su compañera de pupitre que algo cachó. Lo malo fue que después le llegaban cartas que yo ni en mi perra vida había pensado en escribirle. El Manzana estaba inspirado al parecer.
Todo terminó cuando en el pizarrón encontramos la siguiente frase: "El Willy y el Manzana andan mandando cartas anónimas". Ni se imaginan la vergüenza que sentí y la multiplicidad de colores en mi rostro, que sólo se disipó en algo cuando mi prima que era también compañera de curso me salió a defender. " que qué mierda se creían, que yo no hacía esas cosas, que las decía de frente, etc."
No me quedó más que reconocerlo vía telefónica. Nunca me pescó, pero me invitó a su fiesta de cumpleaños, quizá para que me quedara claro que su gusto iba por otro lado: Un huevón mayor, vestido a la moda, taquillero, que escuchaba pop, monitor de confirmación y monaguillo del cura. Se juntaban después de misa a tomar helado.
Después vendría la Axxxx. Se suponía que un primo me haría gancho con ella y terminó quitándole la virginidad. Eso sí fue doloroso. Pero en ese dolor surgen también lazos de amistad. Otro compañero, con mejor suerte que yo,pues él era el mino del curso, quedaba al mismo nivel frente a la indiferencia de la Axxxx. Nos aliamos en nuestro dolor, así compartí mis primeras cajetillas de LIFE, buenos sorbos de vino rosé que le pelábamos a su papá de unas garrafas eternas y un vinilo de Bob dylan, el Sreet Legal, que más de alguna vez nos hizo llorar.
Con la Axxxx por lo menos me conformé con ser su amigo, hasta que las circunstancias nos separaron. Después de mucho tiempo supe que había quedado embarazada, dejando la universidad, que se había ido a vivir con su pareja, que el huevón le pegaba y un largo etc. de lugares comunes. Hoy la Axxxx está bastante lejos de ser aquella joven adolescente que me quitaba el sueño.
Así podría estar contando miles de historias, de mujeres de las cuales a veces ya ni me acuerdo de sus nombres. Fueron tan fugaces que no vale la pena recordarlas.
Lo triste era cuando se personificaban en algo: un perfume, un color, una canción, un disco, un lugar de santiago. El dolor se disipa pero nunca se olvida la esquina donde terminaron contigo, te dijeron que no, lloraste de impotencia, la viste con otro, etc.
El dolor pasa, pero no se olvida. Después te sirve para reírte de eso y contárselos a otros en una crónica.

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